Sentado en el parque, rememorando mejores días.
Sentado en el parque, esperando quien me proporcione un rato mejor.
Aguantando lluvias, frío, calor, humedad que se cuela en los huesos.
Deseando salir de mi mismo, deseando volar por encima de la ciudad.
Mi cuarto seguirá vacío, mis amigos preguntaran por mi.
El director del colegio avisará a mis padres.
Pero ya no pienso volver, no pienso asfixiarme delante del televisor.
No pienso abrir libros que no me interesan.
Solo cambiare una rutina por otra
Sentado en el parque sigo el vuelo de las palomas, veo como se besan las parejas, como andan en silencio ancianas parejas.
Como juegan en el parque los niños bajo la atenta mirada de sus padres.
Veo como beben, derrotados, los alcohólicos.
Sentado en el parque, al anochecer, veo pasar raudos, sin prestar atención a su alrededor, personas que quieren llegar lo antes posible a aburrirse en sus casas.
Alzo la vista hacia un bloque de despachos, donde aún veo gente sentada delante de sus ordenadores.
Observo los conductores ya impacientes por dejar sus coches y beber unas cervezas ,antes de llegar a sus casas.
También observo, tras los cristales de ciertos bares, gente solitaria, bebiendo o comiendo, sin prisa , ya que cambiarían una soledad por otra.
Y yo solo cambio una rutina por otra.
Criticas sobre este poema
Me gusta tu forma de escribir. Con total desenfado describes y embelleces las rutinas absurdas (como todas) de una ciudad. Felicidades, Enrique.
Jesús María Mayorga Mota
Experiencias de un adolescente rebelde
(es mi interpretación).
Me encantó tu texto
¡Felicitaciones!
Saludos
Delia Checa
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