Te estuve esperando.
En la orilla del mar.
En el borde de los tejados.
te estuve esperando
en las calles nevadas
En los cafés vacíos
con el ruido de fondo de las televisiones.
acompañado del el ruido incesante, monótono, de las gotas de lluvia.
Te estuve esperando junto al teléfono mudo.
Observando las poéticas y angustiosas madrugadas. Pintando el color de los amaneceres.
Te estuve buscando.
Caminando, en días nublados, por el borde de los acantilados.
Te estuve buscando, mientras todos se iban marchando, y el sol dejó de calentar.
Y la música dejó de sonar.
Te estuve buscando mientras dormía sobre las lápidas de los cementerios.
En las iglesias frías y vacías sin saber rezar, ni buscar penitencia.
Te estuve buscando sin querer realmente encontrarte.
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